El mundo de las ideas

La obra de Francisca Blázquez no puede dejar indiferente a un espectador ante su contemplación, y no puede hacerlo porque está ante una obra viva y dinámica.

La geometría ha sido, desde el principio de la historia, un elemento esencial dentro de la creación plástica y del pensamiento humano. Desde las pinturas rupestres de la zona de levante o los filósofos griegos como Aristóteles y Pitágoras donde la geometría estaba estrechamente relacionada con la armonía del mundo.

En el Renacimiento, sus artistas van a llevar más allá la geometría, buscando la perspectiva, la tercera dimensión, las batallas de Paolo Ucello o los escorzos imposibles de Masaccio son grandes ejemplos. Y ya, en el llamado arte contemporáneo, encontramos movimientos como el cubismo, donde en un plano bidimensional se intentan representar los ángulos de la tridimensionalidad.

Toda esta inquietud histórica artística, se ve reflejada en la obra de Francisca. Ella nos regala una invitación a entrar en un mundo nuevo, diferente, un espacio vivo y en movimiento, donde el observador tiene la curiosidad de penetrar y conocerlo. Es un espacio donde está representada otra realidad, pero es una realidad viva.

La fuerza de los colores planos acentúa la atracción hacia este mundo imaginario, repleto de formas armónicas, donde cualquier filósofo griego hubiera encontrado reflejado su ‘arché’ y armonía. Quizás Platón hubiera visto reflejado en estas representaciones su mundo de las ideas, es decir, el reflejo perfecto de nuestra realidad conocida. 

Francisco Javier Maciá Pérez

Historiador del arte / Gestor cultural